lunes, 27 de abril de 2015

Cara o cruz

Queridos lectores, recientemente, hablando con un amigo, me comentó que coleccionaba monedas, monedas de todas épocas y culturas, monedas que han acompañado al hombre a lo largo de los siglos pasando de zurrón en zurrón y de mano en mano. Precisamente hoy estoy aquí para hablaros de esta creación tan poderosa; el dinero.

Todo comenzó hace miles de años, cuando agricultores, panaderos, costureros o herreros practicaban el trueque. Tú le dabas tu cabra al agricultor, y él a cambio te daba un par de vasijas de buen vino. La idea era cambiar algo que te sobraba o que prescindías de él por algo que te faltaba.

Sin embargo, en torno al año 700 a.C, unos pícaros mercaderes turcos (se ve que ya estaban hartos de cargar ovejas a hombros) pensaron: "¿Y si en vez de llevar la oveja hasta el agricultor le llevo algo cuyo valor sea de una oveja?". Al recibir estas nuevas piezas del valor de una oveja (posteriormente llamada "moneta" por los romanos), el agricultor quedó estupefacto, pues así el tampoco tenía que cargar a la espalda sus vasijas de vino, cuando tuviese que cambiarlas por la siega que el herrero le había fabricado.
En resumen; un mercader y agricultor con hombros sanos, y un herrero feliz.


De tal forma, unos jóvenes ingenuos, pensaron "¿Por qué no creamos nosotros nuestras propias monedas? No creo que cueste mucho fabricar una moneda, y así, engañaríamos al panadero y podríamos comprarnos todos los panes que queramos..." Pero estos jóvenes estaban equivocados, pues no cayeron en que todo objeto tenía valor, y precio. El precio es lo que cuesta (o sea las monedas que tienes que pagar), y el valor es lo valioso que es ese objeto respecto al resto. El precio puede modificar, pero el valor nunca cambia (salvo que se vaya agotando ese recurso).

Es decir, no se pueden crear monedas así porque sí, pues el dinero circula alrededor del valor, no el precio. Si tu creas más dinero, el precio de los bienes aumenta, pero su valor permanece igual (inflación). Por ejemplo, en Vietnam, una barra de pan te cuesta 1 000 000 Dong's Vietnamitas, pero en España 1€. El precio no es el mismo, pero el sí permanece el valor (sin tener en cuenta el cambio de euros a Dong's).

2700 años después, seguimos en disputas y desigualdades por motivos económicos; hasta tal punto que se piensa que no somos nosotros quienes controlamos el mundo,  sino nuestro propio invento, el dinero. Sin embargo, esto no es cierto. Debemos darnos cuenta de lo que verdaderamente significa el dinero. Debemos luchar por esa cabra y por esa siega, para nosotros y para nuestras familias. El dinero no es veneno, somos nosotros quienes lo envenenamos, bebiendo más vino de la cuenta, y comiendo más pan que verdaderamente necesitamos.

Con esto, me despido por hoy,
Un abrazo

1 comentario:

Juanvi dijo...

Enhorabuena. Celebro la ventana que hoy has abierto al mundo y te deseo lo mejor. Seguro que nos haces pasar buenos momentos. Un abrazo