jueves, 24 de diciembre de 2015

Democratías


Los nombres son algo realmente increíble, son abreviaciones de la realidad, pequeños conceptos fáciles de recordar que sustentan un significado mucho mayor del que aparentan. Si conocéis la serie Doctor Who, seréis familiares con la T.A.R.D.I.S, una nave estelar capaz de viajar a través del espacio y tiempo. Por fuera es tan sólo una cabina telefónica, pero por dentro es un universo aparte, una realidad enorme y viva que cuenta con su propia esencia. Los nombres son algo parecido. Mediante el estudio de un nombre, uno puede llegar a numerosas conclusiones.

La T.A.R.D.I.S
Bien, hoy vengo a hablaros sobre un nombre en particular, la democracia. La palabra griega viene a significar algo similar a poder en el pueblo, o sea libertad en el pueblo.  La democracia se considera como la menos mala de los sistemas de gobierno, pues se mantiene justo en el centro de la carretera que une dos ciudades muy tratadas filosóficamente.

La primera ciudad es Villaesencia; el orden personificado en ciudad, donde sólo existe la igualdad (no la justicia), lo esencial y lo verdadero. En Villaesencia no existe la libertad, pues una vez que conocemos la verdad ¿de qué nos sirve la libertad? La segunda ciudad es Accidentalópolis, la antítesis de Villaesencia. En sus calles reina el caos y lo accidental, nada es verdad en Accidentalópolis y la libertad es absoluta. Tal es la libertad que pasa de ser libertad a libertinaje (hago lo que quiero porque quiero).

La democracia, sin embargo, se mantiene en medio de las dos anteriores. Es una ciudad donde reina el orden humano (un orden imperfecto por definición pues el ser humano es tanto esencia como contingencia, y por tanto imperfecto e influenciable) y la verdadera libertad (ni el libertinaje ni la verdad absoluta). Por tanto, el habitante de Villaesencia seria algo que es pura esencia, alma al 100%, perfecto, continuo y pura verdad. En cambio el ciudadano de Accidentalópolis sería algo que es puro accidente, en constante cambio y que goza de puro libertinaje (quizás un animal). Y de tal forma, el habitante de una democracia sería el que llamamos ser humano.

Ahora me dirás…¿por qué dices que es la menos mala?

Por supuesto como todo proyecto humano, tiene sus contras. Por ejemplo, ¿si no hay verdad absoluta como podemos guiarnos por nuestras vidas? Según los principios básicos de la democracia, que una pregunta no se pueda responder con un 100% de exactitud no significa que no podamos intentar responderla. Esta frase sea quizás la que mejor resuma la democracia, y nuestras vidas democráticas como su consecuencia. Refleja la constante y siempre fracasada búsqueda del ser humano por la verdad. Esperamos encontrar la verdad absoluta en forma de un solo trofeo, pero esto es imposible. En una sociedad democrática, la verdad está repartida en forma de pequeñas medallas; quizás no las encuentres todas, pero lo normal es que ayudados por nuestro sentido común encontremos la mayoría. Como ya hemos dicho, el hombre es un ser influenciable, y por tanto nunca va a lograr alcanzar la verdad absoluta (por lo menos en nuestra forma mortal).

Si comparamos la democracia con las dos ciudades que la rodean podemos observar que cuanto más libre es uno, más contingente es, y por tanto menos verdadero; y cuanto menos libres seamos más nos acercaremos a la verdad, y por tanto más felices seremos. Según esto, podemos deducir que estamos más cerca de la verdad que los animales (que gozan de pleno libertinaje) pero más lejos de la verdad que Dios (llamémosle así a un alma pura 100% esencia).

Entonces, cuanto menos capacidad de raciocinio tengamos, cuanto menos críticos y libres seamos estaremos más cerca de la verdad, y por tanto de la felicidad. Por esto docenas de personas de nuestro entorno tienden a encerrarse en su burbuja, y se aíslan del resto de la sociedad. Quizás no tenga que ser un aislamiento literal, sino un aislamiento del saber, falta de cultura y conocimiento y de opinión crítica. Ellos son felices, y viven en su verdad, pues no son democráticamente libres. Son peces en un agua de ignorancia pero de felicidad. Viven mejor en el agua, donde tienen comida y pueden respirar. Lo que no saben es que no están en un océano, sino en una burbuja de agua en medio de un desierto.

Quizás pueda explicar esto un poco mejor poniendo como ejemplo a una persona mentalmente desequilibrada. La locura es similar a la ignorancia, un loco vive en un mundo donde es más feliz que en la vida real; si le diéramos la opción a un loco de recobrar su cordura o permanecer en su mundo, optaría por permanecer en su mundo feliz. El mundo real es un lugar muy grande y peligroso, y quizás estemos más cómodos en nuestra burbuja, pero de eso no se trata la democracia. Se trata de aprovechar esa grandeza y esa capacidad de pensar y ponerla en marcha, para que todos nos ayudemos mutuamente. Se trata de tener inquietudes, pequeños tirones que nos da la verdad para que la busquemos.

Por esta razón, el principal enemigo de la democracia no es el comunismo (Villaesencia) ni el anarquismo (Accidentalópolis), sino la ignorancia, y la locura. Sin embargo, sarcásticamente, son los propios políticos “democráticos” los que propagan la ignorancia. Pero el pan y circo es una historia completamente distinta.

Me gustaría acabar esta meditación con una cita de Winston Churchill: El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio.


Un fuerte abrazo

martes, 9 de junio de 2015

Cárceles y reinserción

Señores, bienvenidos de nuevo. Continuamos pues con nuestro proyecto, un día más, acompañados de MB 2.0. Hoy, me complace, satisface, agrada y entusiasma informaros que el tema elegido (por mí esta vez) no es ni más ni menos que los cuerpos que el ser humano ha creado específicamente para esos infractores de la ley, aquellas almas extraviadas que buscan socorro. Hablo, por supuesto, de los centros penitenciarios.

¿Qué es una cárcel? Según el D.R.A.E ls cárcel es un “Local destinado a reclusión de presos.” Ese punto final que cierra la definición, señores, es el problema que vengo a plantearos hoy.

Para el correcto desarrollo y funcionamiento social, desde hace incontables  decenas de años, el ser humano ha establecido sanciones que evitan que los infractores de la ley vuelvan a romper esas normas en el futuro. Así nacieron las primeras prisiones. Sin embargo, el significado y uso de las cárceles ha ido variando con el paso de los años, como podemos observar en la definición citada anteriormente. Los centros penitenciarios se llaman así por algo. Sirven para guiar a esas personas que incumplen esas reglas por el buen camino para que no vuelvan a cometer esos crímenes, no sólo sirven de “lugar de retención”.  


Un ejemplo; imaginaros el cuarto caótico de un niño desordenado. Su madre le dice que ordene el habitáculo, por lo que el niño decide forzar todos tus juguetes dentro del armario, donde ya no cabe ni un alfiler. El niño ha arrojado todo lo desordenado de su cuarto a su armario, un lugar donde ni él ni su madre ven. En el cuarto, en realidad sigue habiendo el mismo caos, separado del orden aparente por tan sólo una puerta. En el momento que el niño vuelva a abrir el armario, los juguetes volverán a salir disparados por todos lados.

No metamos a los presos en las prisiones para alejarlos de nuestra vista, sino para poder volver a considerarlos parte de nuestra vista. No me mal interpretéis. Por supuesto, la seguridad del pueblo es fundamental, pero la función de la prisión es de hacer de esos presos nuevo miembros de la sociedad, no despegarlos de ella. 

Con esto, me despido por hoy
Un abrazo


PS: ¿Qué nos vas a contar hoy sobre las cárceles Juan? Echadle un vistazo en el link de arriba.

domingo, 7 de junio de 2015

Re. Colaboración

Lehan, muchas gracias por tu colaboración.

Para empezar, me gustaría recalcar la frase que escribes: no podemos demostrar la existencia ni la inexistencia de Dios, pues no conocemos la verdad (existencia o no de Dios), y jamás la podremos conocer. Pero Lehan, yo te pregunto ¿si no conocemos la verdad, como sabemos que no se puede llegar a conocer?

Quizás no sea posible conocer la verdad a través de la ciencia, pues científicamente no se puede probar la existencia o inexistencia de Dios. Es entonces cuando debemos acudir a la religión, pues sólo mediante esta vía podemos llegar a conocerle.

No podemos meramente decir: "pues como no se puede probar que hay un Dios, no creo que lo haya". Debemos atravesar esos muros conformistas, porque ¿qué sería el hombre sin la verdad? Una mera oveja en la oscuridad.

El ateo, si te fijas, carece de dogmas. No tiene verdades por las que guiarse, tan solo un negativo universal, lo cual implica la posibilidad de poder creer en cualquier cosa menos una, a diferencia del cristiano, que cree en esa una.

También me gustaría subrayar que si Dios se diese a conocer, seríamos privados de nuestra libertad. Por esto mismo jamás vas a tener evidencia directa física de que Dios existe, pues ya no serías libre de creer en Él, o no serías libre para hacer el bien o el mal.

Ahora, refiriéndome al ejemplo del charco, me gustaría preguntar: ¿Cuál es la opción lógica, que Dios haya creado el universo, o que el universo haya nacido de la nada. ¿Cuál es la lluvia y cuál es el señor del cubo?

La ciencia se ocupa de lo humano y de lo tangible. La religión se ocupa de lo inhumano, de lo espiritual. No intentemos enfrentar la una con la otra pues nuestro esfuerzo sería en vano.

Estimado Lehan, la ciencia y la religión son polos opuestos. Se atraen. El hecho de que sean opuestos no significa que se repelan. Intenta romper esos muros. Puede que encuentres allí la felicidad.

Un fuerte abrazo

Colaboración

Queridos lectores:

Soy Lehan.

Miguel me comentó la posibilidad de crear un debate sobre un tema bastante conflictivo y que ha creado muchísimas polémicas a lo largo de la historia. La religión.

Antes de empezar el debate me gustaría avisar a los lectores de que no pretendo convencer a nadie de creer en una cosa o en otra. Las creencias de cada individuo las debe de encontrar él mismo, y probablemente vayan cambiado a lo largo de su vida. Yo no soy ningún sabio, y no tengo porque tener la razón. Por lo tanto lo único que expongo es mi mera opinión.

Si eres una persona que está muy aferrada a su religión, no le recomiendo que siga leyendo esta entrada, porque en ella hablaré sobre el ateísmo y daré argumentos que le harán dudar sobre su religión y esta influencia puede no ser beneficiosa para usted, por lo tanto como mis fines son hacer bien a todos y mal a ninguno, le recomendaría que tampoco siguiese leyendo.

Después de haber aclarado estos puntos importantes, comenzaré con el debate:

Un ateo es una persona que niega la existencia de Dios. Para hacer esto, tendría que tener principios para negarlo, ¿no sería eso lo lógico? Aquí es donde se produce el primer problema, la realidad es que no se puede demostrar la inexistencia de Dios ni la existencia del mismo, sin embargo se puede suponer que una de ellas prevalece sobre la otra por lógica.

Pongamos una comparación para entendernos mejor. Imaginémonos caminando por el campo después de que haya llovido, nos encontramos con varios charcos y el terreno mojado. Lo lógico sería pensar que esos charcos han sido causados por la reciente lluvia, pero realmente, también cabe la posibilidad de que un señor haya cogido un cubo lleno de agua y lo haya vertido creando así el charco. La segunda posibilidad aún siendo muy improbable, es posible. Entonces si yo quisiese demostrar que ese charco ha sido causado por la lluvia y no por el cubo de agua, no podría.

Con esto quiero decir que estando la sociedad tan avanzada como lo está hoy en día, acaba siendo más lógico creer en la inexistencia de Dios que en su existencia. Porque no hay ninguna prueba de intervenciones de ningún Dios, y tampoco es tan descabellado pensar que fue inventado por los hombres de aquella época para mantener a la civilización de aquellos tiempos controlada. Sin embargo, no es imposible la existencia de un Dios.

A lo que quiero llegar con esto es que yo me podría inventar cualquier religión y sería imposible demostrar que no fuese cierta, al igual que sería imposible demostrar que fuese cierta. Por eso, el argumento de que un grupo de seres humanos inventaran las religiones es suficiente para creer en la inexistencia de Dios.

No obstante, no le recomiendo a todas las personas que sean ni ateos ni agnósticos porque tanto el ateísmo como el agnosticismo tiene problemas.

Problemas del ateísmo:


Después de haber llegado a esta conclusión, me encuentro con varios problemas, el primero es que para una persona que no cree en Dios, un ser humano no es más que cualquier otro animal, lo que crea conflictos morales. Además el miedo a la muerte y la incertidumbre sobre lo que hay después de la muerte crea incluso más problemas, por lo tanto el ateísmo no es apto para todas las personas.





sábado, 6 de junio de 2015

Estimados lectores, recientemente, ocurrióseme la idea de crear una sección de debates en el blog, y tras conslutarlo con un amigo, viendo que era una buena idea, decidimos llevar el proyecto a cabo. Dicho amigo (Lehan) publicará entradas dando su opinión sobre un tema en concreto y en consecuencia, yo crearé una nueva entrada respondiendo a su artículo (o viceversa).

Esperemos que os guste,
Un abrazo

viernes, 5 de junio de 2015

Nuestros castillos

Bienvenidos. Disculpad mi ausencia durante las últimas semanas. Hoy os vengo a hablar sobre un tema propuesto por un amigo; castillos. Pero no de castillo cualquiera. Aquí os dejo una pequeña reflexión en verso:

¿Por qué castillos?
¿Por qué defensas?
¿Por qué ballestas?
¿Por qué saetas?
¿Por qué calderos de aceite hirviendo?
¿Por qué enormes compuertas de madera de abeto?

¿Por qué murallas?
¿Por qué atalayas?
¿Por qué soldados?
¿Por qué corazas?
¿Por qué tantos pesado cascos de hierro?
¿Por qué tantas lanzas, y espadas de acero?

Un castillo, señores, es fruto de la desconfianza, de la cobardía, de la mentira y del odio. Deshagámonos de estos castillos que nos restringen:

Derrumbemos sus murallas
Tiremos la puerta
Dejémosle paso a todo el que quiera

Fundid las espadas para hacer cubiertos
Usad las ballestas para cazar cerdos
Con el aceite hirviendo cocinadlos
Y sirvamos el vino en los cascos

Derrumbad vuestro fuerte
Haced de él una ciudad 
Donde todo el que quiera puede salir y entrar

Haced de él un lugar de sol
Un lugar de justicia, de gracia y amor

Comamos todos juntos en el gran banquete
Donde guardado todos tenemos taburete
Donde aquel a su diestra de comer te da
Y tú al de tu siniestra debes alimentar

¿Por qué la necesidad de cerrar nuestros muros? Dejémosle paso a nuestro enemigo, y cuando entren, descubrirán que no hay nada por lo que pelear.

PS: esto es un proyecto que estoy llevado a cabo con un compañero. Él también ha escrito un artículo sobre castillos. Échale un vistazo: http://merchendisingblog.blogspot.com.es/?m=0

lunes, 27 de abril de 2015

Cara o cruz

Queridos lectores, recientemente, hablando con un amigo, me comentó que coleccionaba monedas, monedas de todas épocas y culturas, monedas que han acompañado al hombre a lo largo de los siglos pasando de zurrón en zurrón y de mano en mano. Precisamente hoy estoy aquí para hablaros de esta creación tan poderosa; el dinero.

Todo comenzó hace miles de años, cuando agricultores, panaderos, costureros o herreros practicaban el trueque. Tú le dabas tu cabra al agricultor, y él a cambio te daba un par de vasijas de buen vino. La idea era cambiar algo que te sobraba o que prescindías de él por algo que te faltaba.

Sin embargo, en torno al año 700 a.C, unos pícaros mercaderes turcos (se ve que ya estaban hartos de cargar ovejas a hombros) pensaron: "¿Y si en vez de llevar la oveja hasta el agricultor le llevo algo cuyo valor sea de una oveja?". Al recibir estas nuevas piezas del valor de una oveja (posteriormente llamada "moneta" por los romanos), el agricultor quedó estupefacto, pues así el tampoco tenía que cargar a la espalda sus vasijas de vino, cuando tuviese que cambiarlas por la siega que el herrero le había fabricado.
En resumen; un mercader y agricultor con hombros sanos, y un herrero feliz.


De tal forma, unos jóvenes ingenuos, pensaron "¿Por qué no creamos nosotros nuestras propias monedas? No creo que cueste mucho fabricar una moneda, y así, engañaríamos al panadero y podríamos comprarnos todos los panes que queramos..." Pero estos jóvenes estaban equivocados, pues no cayeron en que todo objeto tenía valor, y precio. El precio es lo que cuesta (o sea las monedas que tienes que pagar), y el valor es lo valioso que es ese objeto respecto al resto. El precio puede modificar, pero el valor nunca cambia (salvo que se vaya agotando ese recurso).

Es decir, no se pueden crear monedas así porque sí, pues el dinero circula alrededor del valor, no el precio. Si tu creas más dinero, el precio de los bienes aumenta, pero su valor permanece igual (inflación). Por ejemplo, en Vietnam, una barra de pan te cuesta 1 000 000 Dong's Vietnamitas, pero en España 1€. El precio no es el mismo, pero el sí permanece el valor (sin tener en cuenta el cambio de euros a Dong's).

2700 años después, seguimos en disputas y desigualdades por motivos económicos; hasta tal punto que se piensa que no somos nosotros quienes controlamos el mundo,  sino nuestro propio invento, el dinero. Sin embargo, esto no es cierto. Debemos darnos cuenta de lo que verdaderamente significa el dinero. Debemos luchar por esa cabra y por esa siega, para nosotros y para nuestras familias. El dinero no es veneno, somos nosotros quienes lo envenenamos, bebiendo más vino de la cuenta, y comiendo más pan que verdaderamente necesitamos.

Con esto, me despido por hoy,
Un abrazo